En cada momento del desarrollo, podemos alcanzar distintos tipos de logros de acuerdo con las posibilidades madurativas. El reconocimiento y valoración de dichos logros por parte de otros, representa un gran estímulo para seguir creciendo.
Al transitar el camino de la vida, observamos que la falta de aprobación o afrontar un inapropiado nivel de exigencia instan a pensar que es mejor dejar de hacer una actividad antes que fracasar. En relación a las actividades y prácticas deportivas, tal circunstancia se observa tristemente con gran frecuencia.
En la escuela es nuestro afán de acompañar el crecimiento de cada alumno. Tal situación nos compromete a valorar y a estimular los pequeños logros que tienen lugar día a día. En consecuencia, al pensar los diferentes y comunes modelos didácticos que se implementan en las distintas áreas del saber curricular, tenemos presente estos presupuestos iniciales.
Queremos compartir con ustedes los fundamentos que dan lugar la propuesta didáctica del área de la Educación Física. Dicha propuesta se constituye a partir de un amplio programa de actividades jugadas, juegos menores y juegos deportivos, que permiten abordar los diferentes objetivos que se pretenden alcanzar en cada nivel específico de formación.
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A través de juegos, logramos desarrollar diferentes cualidades físicas, capacidades orgánicas y coordinativas, y significativos aprendizajes motrices. Mediante ellos, podemos plantear diversas situaciones técnico-tácticas a resolver, que ni el mejor docente entrenador podría imitar en una ejercitación.
Representan un instrumento fundamental para desarrollar varios aspectos vinculados a la sociabilidad. Cuando juegan, los alumnos se manifiestan tal cual son. En el juego se descarga adrenalina, el resultado es incierto. Los juegos permiten alternar permanentemente cuestiones de éxito y fracaso.
Al jugar se compromete a los alumnos a reflexionar sobre la importancia de esforzarse cooperativamente para alcanzar un objetivo común, de brindarse apoyo mutuamente, de respetar reglas acordadas o establecidas previamente, de valorar a compañeros de equipo y ocasionales oponentes, de poder seguir jugando a pesar de estar perdiendo, de comprometerse y cumplir con diferentes responsabilidades que se pueden transfererir del juego al mundo real.
Los juegos en equipo, permiten desarrollar los mencionados y otros valores insustituibles para la formación integral de los jóvenes.
Estamos convencidos que es posible “jugar aprendiendo y aprender jugando”: simplemente por ello jugamos en las clases de Educación Física en la Escuela.
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